Parece que últimamente existen ciertas diferencias de criterio en las empresas a la hora de afrontar la gestión del acceso a las redes sociales de los trabajadores en el lugar de trabajo. Los miedos a una baja productividad o, sencillamente, la simplificación que hacen parte de las empresas al considerar las redes sociales como un mero elemento lúdico (cuando pueden suponer una oportunidad estratégica y de negocio muy importante), posiblemente tenga mucho que ver en esa decisión. Sin embargo, queda patente que es una decisión muy discutible.

Estudios como el realizado por la empresa de consultoría Restringir este tipo de servicios no solo puede ser contraproducente para la empresa, sino que puede ser una estrategia inútilKPMG demuestran que restringir este tipo de servicios no solo puede ser contraproducente para la empresa, sino que puede ser una estrategia inútil. Un 33% de profesionales a los que se les bloquea el acceso consigue el acceso a las mismas “pirateando” sus terminales, sin olvidar que, en la era de los smartphones, no es difícil que el mismo trabajador que no tenga acceso a través de su ordenador a sus redes sociales sí tenga acceso a las mismas a través de su teléfono, lo que supondría la misma pérdida de productividad que la empresa trata de evitar.

Es cierto que el ofrecer acceso a las redes sociales en el puesto de trabajo puede suponer un riesgo por ofrecer mayor vulnerabilidad ante ataques informáticos, aunque no es menos cierto que se pueden tener los mismos ataques a través de otras herramientas no capada como el correo electrónico.

Este mismo estudio señala además que el 63% los trabajadores a los que se les permite el acceso se siente muy bien en su trabajo frente al 41% de los trabajadores a los que no se les permite el acceso. Si se tiene en cuenta que la productividad tiene mucho que ver con la motivación, se podrá entender cómo la políticas menos restrictivas en relación con el acceso de los trabajadores a las redes sociales pueden tener una repercusión más positiva en el ámbito laboral.

Aunque un 76% de las empresas españolas (según un estudio de Kaspersky Kab) aun prohíbe a sus empleados acceder a entornos social media, expertos como Ricardo Pérez (IE Business School) señalan en una artículo de finales de 2011 en el periódico El País que esta práctica puede ser contraproducente ya que puede que no se esté atajando el problema de motivación que puede haber detrás de una pérdida de tiempo excesiva en redes sociales. Un trabajador que no pierda el tiempo en redes sociales porque no tenga acceso a las mismas (contando con que no dar ningún acceso es muy complicado ya que se puede acceder a través del teléfono móvil) no significa que no pueda perderlo con otros medios.

Por este motivo, cada vez más empresas están empezando a dar más importancia a estos canales de comunicación y, en lugar de cortar el acceso, lo que hacen es invertir en formación de los trabajadores para potenciar un uso responsable que mejore la productividad, facilitando el uso de herramientas que pueden llegar a ser muy útiles en el desarrollo de la actividad laboral.

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